Page 7 - REPORT 1383 - 23 MARZO 2020
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          Los Everglades: tierra de los miccosukees



                 De la mano de     El paseo por los Everglades co-  Es la tierra de los miccosukees,
               uno de los indios   mienza  cuando se enciende el   que han vivido en los Everglades
                   seminolas se    motor del hidrodeslizador. Al   desde  hace  un  siglo  y  medio.
              puede realizar un    avanzar, apenas roza la superficie   John Tigertail, uno de ellos, orga-
              tour diferente por   del río de hierbas de poca profun-  niza tours en hidrodeslizador por
                                   didad. Pronto se comienzan a ver
                                                                   los pantanos, como lo hicieron su
              los pantanos y su    garzas azuladas, ibis y caimanes.  papá y su abuelo. Su bisabuelo,
                        historia.  Si la suerte acompaña, también   vendía ancas de rana y cuero a los
                                   es posible ver a un caracolero, un   colonizadores blancos de fines del
                                   ave de rapiña poco frecuente en   siglo XIX. Antes de que hubiera ca-
                                   el mundo.                       minos en los Everglades, y antes                       Peter W. Cross and Patrick Farrel

                                                                                                                El recorrido que propone
                                                                                                                Tigertail Airboat Tours en el
                                                                                                                hidrodeslizador llega hasta
                                                                                                                el área más profunda
                                                                                                                de los Everglades.


                                                                                                                de los hidrodeslizadores, los mic-
                                                                                                                cosukees se movilizaban en ca-
                                                                                                                noas hechas de madera de ciprés.
                                                                                                                En el siglo XVIII, prácticamente
                                                                                                                todos los floridanos originales ha-
                                                                                                                bían  desaparecido, víctimas  de
                                                                                                                enfermedades y guerras. Enton-
                                                                                                                ces llegaron a la región indios del
                                                                                                                sur: los creeks, cherokees, choc-
                                                                                                                taws. Los españoles los llamaban
                                                                                                                seminolas,  que  significaba  “gen-
                                                                                                                te libre” o “fugitivos”, y aunque en
                                                                                                                el siglo XIX, se enfrascaron en tres
                                                                                                                guerras con Estados Unidos, nun-
                                                                                                                ca se rindieron. La rama de los se-
                                                                                                                minolas que se apodan a sí mis-
                                                                                                                mos  miccosukees  se  asentaron
                                                                                                                en los Everglades.
                                                                                                                El recorrido que propone Tigertail
                                                                                                                Airboat Tours en el hidrodesliza-
                                                                                                                dor llega hasta el área más pro-
                                                                                                                funda de los Everglades y avanza
                                                                                                                hacia una isla con cipreses.
                                                                                                                Al llegar al muelle, se pueden es-
                                                                                                                cuchar los gruñidos de un caimán
                                                                                                                escondido en la tupida maleza, y
                                                                                                                durante el paseo por la isla se de-
                                                                                                                jan ver cerdos, tortugas y caima-
                                                                                                                nes. Si bien ahora desde allí es po-
                                                                                                                sible ver el resplandor de las lu-
                                                                                                                ces de Miami y aunque a veces se
                                                                                                                oyen las bocinas de los autos, hay
                                                                                                                cosas que no cambiaron. Por la
                                                                                                                                                                                                                 11
                                                                                                                noche casi siempre se puede es-
                                                                                                                cuchar cantar a las ranas.


















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