Page 92 - Mi planta de naranja-lima
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Por primera vez el rostro de Gloria se iluminó con una gran alegrÃa. Lanzó una
carcajada porque sabÃa que si yo me interesaba por las palabras difÃciles estaba
nuevamente interesado en vivir.
—Cadáver quiere decir lo mismo que muerto, que difunto. Pero no hablemos ahora de
eso, que no es conveniente.
Me pareció lo mismo, pero no podÃa dejar de pensar que él ya era cadáver desde
hacÃa muchos dÃas. Gloria continuaba hablando, prometiéndome cosas, pero yo ahora
pensaba en los dos pajaritos, el "azulao" y el canario. ¿Qué harÃan con ellos? A lo mejor
morÃan de tristeza, como en el caso del "avinhado"20 de Orlando Pelo de Fuego. A lo mejor
les abrÃan las puertas de la jaula, dejándolos en libertad. Pero eso serÃa lo mismo que la
muerte. Ya no sabÃan volar. Se quedaban como tontos, parados en los naranjos hasta que la
chiquilinada les acertaba con la honda. Cuando Zico quedó sin dinero para conservar el
vivero de Tié-Sangue, abrió las puertas y sucedió esa maldad. Ni uno solo escapó de la
punterÃa de los chicos.
Las cosas comenzaban a tomar su ritmo normal en la casa. Ya se escuchaban ruidos
por todas partes. Mamá habÃa vuelto a trabajar. El sillón-hamaca retornó a la habitación en
donde siempre estuviera. Solamente Gloria permanecÃa en su puesto. Hasta que no me
viese en pie no se alejarÃa.
—Toma este caldo, Gum. Jandira mató la gallina negra solamente para hacerte este
caldito. ¡Mira qué lindo olor tiene!
Y soplaba la cuchara para enfriarlo.
"Si quieres, haz como yo, moja el pan en el café. Pero no hagas ruido al tragar. Es
feo."
—Pero, ¿qué es eso, Gum? No vas a llorar ahora porque mataron la gallina negra.
Estaba vieja. Tan vieja que ya no ponÃa huevos. . .
Tanto hiciste que acabaste por descubrir dónde vivo. . . "
— Yo sé que ella era la pantera negra del JardÃn Zoológico, pero compraremos otra
pantera negra mucho más salvaje que ésa.
"Entonces, fugitivo, ¿dónde estuviste todo este tiempo?"
— Godóia, ahora no. Si tomo voy a comenzar a vomitar.
— ¿Si te lo doy más tarde, lo tomarás?
Y la frase vino a borbotones, sin que pudiera controlarme:
"Prometo que seré bueno, que no pelearé más, que no diré más palabrotas, ni siquiera
traste voy a decir. . . Pero quiero quedarme siempre contigo. . ."
Me miraron apenados porque creÃan que estaba hablando de nuevo con Minguito.
***
Al comienzo era apenas un rozar suave en la ventana, pero después se convirtió en
golpes. Una voz venÃa del lado de afuera, bien baja:
—¡Zezé!. . .
Me levanté y apoyé la cabeza en la madera de ventana.
—¿Quién es?
—Yo. Abre.
Empujé la manija sin hacer ruido para no despertar a Gloria. En la oscuridad, como si
fuese un milagro, brillaba todo "enjaezado" Minguito.
—¿Puedo entrar?
—Como poder, puedes. Pero no hagas ruido para que ella no se despierte.
—Te aseguro que no se despertará.
Saltó adentro de la habitación y volvà a la cama.
—Mira lo que te traje. Se empeñó en venir también a visitarte.
20 Pájaro nativo del Brasil (N. de la T.).
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