Page 36 - El Ingenioso Hidalgo Don Quijote De La Mancha
P. 36

http://E-BooksS.Blogspot.com – By priale



                  -Y aun yo -añadió la Sobrina.

                  -Pues así es -dijo el Ama-, vengan, y al corral con ellos.

                  Diéronselos, que eran muchos, y ella ahorró la escalera, y dio con ellos por la ventana abajo.

                  -¿Quién es ese tonel? -dijo el Cura.

                  -Éste es -respondió el Barbero- Don Olivante de Laura.

                  -El autor de ese libro -dijo el Cura- fue el mismo que compuso a Jardín de flores; y en verdad
                  que no sepa determinar cuál de los dos libros es más verdadero, o, por decir mejor, menos
                  mentiroso; sólo sé decir que éste irá al corral por disparatado y arrogante.

                  -Éste que se sigue es Florimorte de Hircania -dijo el Barbero.

                  -¿Ahí está el señor Florimorte? -replicó el Cura-. Pues a fe que ha de parar presto en el corral,
                  a pesar de su extraño nacimiento y soñadas aventuras; que no da lugar a otra cosa la dureza y
                  sequedad de su estilo. Al corral con él, y con esotro, señora Ama.

                  -Que  me  place,  señor  mío  -respondía  ella;  y  con  mucha  alegría  ejecutaba  lo  que  le  era
                  mandado.

                  -Éste es El Caballero Platir -dijo el Barbero.

                  -Antiguo libro es éste -dijo el Cura-, y no hallo en él cosa que merezca venia. Acompañe a los
                  demás sin réplica.

                  Y así fue hecho. Abrióse otro libro y vieron que tenía por título El Caballero de la Cruz.

                  -Por nombre tan santo como este libro tiene se podía perdonar su ignorancia; mas también se
                  suele decir, «tras la cruz está el diablo»: vaya al fuego.

                  Tomando el Barbero otro libro, dijo:

                  -Éste es Espejo de caballerías.

                  -Ya conozco a su merced -dijo el Cura-. Ahí anda el señor Reinaldos de Montalbán con sus
                  amigos y compañeros, más ladrones que Caco, y los doce Pares, con el verdadero historiador
                  Turpín;  y  en  verdad  que  estoy  por  condenarlos  no  más  que  a  destierro  perpetuo,  siquiera
                  porque tienen parte de la invención del famoso Mateo Boyardo, de donde también tejió su tela
                  el cristiano poeta Ludovico Ariosto; al cual, si aquí le hallo, y que habla en otra lengua que la
                  suya, no le guardaré respeto alguno; pero si habla en su idioma, le pondré sobre mi cabeza.

                  -Pues yo le tengo en italiano -dijo el Barbero-, mas no le entiendo.

                  -Ni aun fuera bien que  vos le entendiérades  -respondió  el  Cura-;  y aquí  le  perdonáramos al
                  señor capitán que no le hubiera traído a España y hecho castellano; que le quitó mucho de su
                  natural valor; y lo mismo harán todos aquéllos que los libros de verso quisieren volver en otra
                  lengua: que, por mucho cuidado que pongan y habilidad que muestren, jamás llegarán al punto
                  que  ellos  tienen  en  su  primer  nacimiento.  Digo,  en  efeto,  que  este  libro,  y  todos  los  que  se
                  hallaren que tratan destas cosas de Francia, se echen y depositen en un pozo seco, hasta que
                  con más acuerdo se vea lo que se ha de hacer dellos, ecetuando a un Bernardo del Carpio que
                  anda por ahí, y a otro llamado Roncesvalles; que éstos, en llegando a mis manos, han de estar
                  en las del Ama, y dellas en las del fuego, sin remisión alguna.

                  Todo lo confirmó el Barbero, y lo tuvo por bien y por cosa muy acertada, por entender que era
                  el Cura tan buen cristiano y tan amigo de la verdad, que no diría otra cosa por todas las del
                  mundo. Y abriendo otro libro, vio que era Palmerín de Oliva, y junto a él estaba otro que se
                  llamaba Palmerín de Ingalaterra; lo cual visto por el Licenciado, dijo:
                      El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha
                       Miguel de Cervantes Saavedra                                             Página 36
   31   32   33   34   35   36   37   38   39   40   41