Page 12 - 3PUROCUENTO
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12  Y ellos armaron sus telares y comenzaron a hacerse los que trabajaban, y a los pocos días
    uno de ellos fue a decirle que era la tela más hermosa del mundo, y le contó los dibujos y

    bordados que tenía. Y el Rey, para ver si todo iba bien, mandó a su ministro a que lo viera.
    Y cuando éste vio a los tejedores y oyó lo que decían, no se atrevió a decir que no lo veía,

    y le dijo al Rey que había visto una tela muy hermosa. Y el Rey mandó otro, y después

    otro, y todos le decían al Rey que la habían visto.

    Y el Rey fue a ver la tela, y los maestros se hacían los que estaban tejiendo y le decían:

    “La tela tiene aquí este color, y mire su majestad los dibujos que hay aquí, y cómo es de

    elegante el bordado”, y seguían como que tejían en el aire. Y el Rey, que no veía la tela,

    se preocupó mucho, pues si no era hijo del Rey anterior, como creía, perdería su reino.
    Y comenzó a alabarla y a recordar los detalles que le habían descrito los tejedores. Y en

    su casa habló muy bien de la tela, y de lo maravillosa que era, y de los dibujos y bordados

    que tenía. Pero no estaba tranquilo y mandó a su consejero a ver la tela, después de

    contarle lo hermosa que era y de explicarle que había gente que no podía verla. Y él fue a
    verla, y no veía nada, y pensó que era porque el padre que creía tener no era su verdadero

    padre, de modo que si esto se sabía quedaría sin honor. Y por eso comenzó a alabar la tela

    tanto como el Rey, o incluso más.

    Y cuando le dijo al Rey que la tela era bellísima, el Rey se preocupó todavía más, pues si el

    consejero podía verla y él no, entonces era porque él no era hijo del Rey. Y para que nadie

    se diera cuenta, siguió alabando la tela y hablando bien del gran trabajo de los tejedores. Y

    mandó más personas a verlo, y todos volvían diciendo que era una obra maravillosa.
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