Page 8 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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Primera parte ‐ La llegada de los marcianos






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            Tiempo:  primeras  horas  de  la  tarde  del  jueves  26  de


          marzo de 1964.


            Lugar: una cabaña de troncos, de dos habitaciones, en el


          desierto, a kilómetro y medio de su vecino más próximo y


          no muy lejos de Indio, California, a unos doscientos cua‐


          renta kilómetros al este y ligeramente al sur de Los Ánge‐


          les.



            En escena, al levantarse el telón: Luke Deveraux, solo.


            ¿Por qué empezamos por él? ¿Y por qué no? Por algún


          sitio habrá que empezar. Y Luke, como escritor de novelas


          de ciencia ficción, debería haber estado más preparado que


          nadie para lo que iba a ocurrir.


            Les presentamos a Luke Deveraux. Treinta y siete años,


          un metro setenta y setenta kilos de peso. Posee un selvático



          cabello rojo al que no es posible dominar sin la ayuda del


          fijador, y Luke nunca ha querido usar fijador. Debajo de los


          cabellos, unos ojos azul pálido, de mirada ausente; la clase


          de ojos que uno duda que le estén viendo, aunque le miren


          directamente. Debajo de los ojos, una larga y fina nariz,


          bastante centrada en un rostro alargado, sin afeitar durante


          las últimas cuarenta y ocho horas.








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