Page 341 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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Se  precipitó  hacia  el  dormitorio,  virtuosamente


           indignado. ¿Qué era eso de disponer así del dinero?


           Se inclinó sobre su mujer.



           —¡Nettie! —gritó—. ¡Nettie, despierta! Nettie no se

           movió.



           —¡Qué has hecho con mi dinero! —rugió Smith.



           Nettie  se  agitó,  ligeramente.  La  luz  de  la  calle


           brillaba en sus hermosas mejillas.



           A Nettie le pasaba algo. El corazón de Smith latía


           con violencia. Se le secó la boca. Se estremeció. Se le

           aflojaron las rodillas.



           —¡Nettie, Nettie! —dijo—. ¿Qué has hecho con mi


           dinero?



           Y en seguida, esa idea horrible. Y luego el terror y

           la  soledad.  Y  luego  el  infierno,  y  la  desilusión.


           Smith se inclinó hacia ella, más y más, hasta que su


           oreja                 febril                descansó,                      firmemente,


           irrevocablemente, sobre el pecho redondo y rosado.



           —¡Nettie! —gritó.



           Tic‐tic‐tic‐tic‐tic‐tic‐tic‐tic‐tic‐tic‐tic‐tic‐tic‐tic.


           Mientras  Smith  se  alejaba  por  la  avenida,


           internándose en la noche, Braling y Braling Dos se


           volvieron hacia la puerta de la casa.



           —Me alegra que él también pueda ser feliz —dijo

           Braling.



           —Sí —dijo Braling Dos distraídamente.






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