Page 49 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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no  le  dio  tiempo  a  sorprenderse.  Ninguna  cosa


           podía sorprenderle en aquel momento. Ya cerrado


           el  boquete,  el  aire  volvió  a  llenar  el  traje  en  un

           instante. Y la sangre, que había brotado con tanta


           facilidad, quedó comprimida cuando Hollis apretó


           aún  más  el  nudo,  hasta  convertirlo  en  un


           torniquete.



           Todo esto había sucedido en medio de un terrible

           silencio  por  parte  de  Hollis.  Los  otros  hombres


           conversaban.  Uno  de  ellos,  Lespere,  hablaba  sin


           cesar de su mujer de Marte, de su mujer venusiana,


           de su mujer de Júpiter, de su dinero, sus buenos

           tiempos,  sus  borracheras,  su  afición  al  juego,  su


           felicidad…  Hablaba  y  hablaba,  mientras  todos


           caían. Lespere, feliz, recordaba el pasado mientras


           se precipitaba a la muerte.



           ¡Todo era tan raro! Espacio, miles de kilómetros de

           espacio,  y  voces  vibrando  en  su  centro.  Ningún


           hombre  al  alcance  de  la  vista,  sólo  las  ondas  de


           radio  se  agitaban  tratando  de  emocionar  a  otros

           hombres.



           —¿Estás enfadado, Hollis?



           —No.



           Y no lo estaba. Había recuperado la serenidad. Era


           una masa insensible, cayendo para siempre hacia


           ninguna parte.



           —Durante toda tu vida quisiste llegar a la cumbre,

           Hollis. Y yo lo impedí. Siempre quisiste saber lo que




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