Page 64 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
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—¿Seguro?
—¿Y qué podíamos hacer?
—No sé —dijo Hattie vagamente, algo
avergonzada—. ¿No van a lincharlo?
—¿A lincharlo? —Todos se rieron. El señor Brown
se palmeó una rodilla—. ¡Dios te bendiga, criatura!
Vamos a estrecharle la mano. ¿No es cierto? Todos
nosotros.
—¡Claro, claro!
Otro coche se acercó corriendo. Hattie lanzó un
grito:
—¡Willie!
—¿A dónde piensan ir? ¿Dónde están los chicos? —
les gritó agriamente el marido de
Hattie, mirándolos con furia—. Se van como idiotas
a ver a ese blanco…
—Exactamente —asintió el señor Brown,
sonriendo.
—Bueno, llévense sus armas —dijo Willie—. Yo
voy a buscar la mía ahora mismo.
—¡Willie!
—¡Entra en este coche, Hattie! —El negro abrió la
puerta, y así la sostuvo, hasta que la mujer
obedeció. Sin volver a hablar con los otros, se lanzó
por el camino polvoriento.
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