Page 132 - Sin Noticias De Gurb - Eduardo Mendoza
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siento en una butaca tapizada de lana. Antes de que pueda
cruzar las piernas, la butaca me muerde la pantorrilla.
Error de apreciación: no era una butaca, sino un mastín,
que dormía hecho un ovillo.
18.09 Recorro el resto de la casa a gran velocidad
perseguido por el mastín. Decido abandonar todo sigilo.
18.14 Consigo ponerme a salvo de las fauces del
mastín subiéndome al techo. El mastín se queda debajo de
mí, a la espera de que me caiga. Ladra de un modo grosero
y al hacerlo muestra unos colmillos que parecen plátanos.
Si fuera una butaca, como yo creía, ya daría miedo. ¡Cuánto
más tratándose de un mastín!
19.15 Llevo una hora en el techo y el mastín no
parece cansado ni aburrido. He tratado de hipnotizarlo,
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