Page 576 - Hijos del dios binario - David B Gil
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que debiera tardar tanto.
En ese momento Frank abrió los ojos como un
muerto revivido. Su semblante estaba desencajado,
su mirada desquiciada. Se incorporó con
movimientos espasmódicos, desesperados, y se
agarró a la cortina para intentar levantarse. La
arrancó de cuajo y cayó fuera de la bañera con un
estruendoso chapoteo, pero no se detuvo. Se puso
en pie con precipitación y salió de allí con pasos
bamboleantes, apartando a un lado a Daniel y
Alicia, que lo observaban conmocionados.
Cuando consiguieron reaccionar, siguieron a
Frank al salón y lo encontraron apoyado en la mesa
de la cocina, con la botella de su napalm casero
inclinada sobre el gaznate. El alcohol corría
garganta abajo y rezumaba por las comisuras y
sobre el pecho, hasta que Daniel le arrebató la
botella de las manos. Entonces, regresando poco a
poco a este mundo, el hombretón consiguió enfocar
la mirada en el rostro de su amigo.
—Daniel, cher ami...
Este lo guio hasta el sofá, le obligó a sentarse y
se acuclilló frente a él, en un intento de establecer
contacto visual.
—¿Qué ha sucedido, Frank? ¿Han fallado las
drogas?
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