Page 582 - Hijos del dios binario - David B Gil
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amable, mamá, tienen cafeterías con un montón de


           gatos  con  los  que  puedes  jugar,  y  hay  dibujos


           animados  por  todas  partes!»),  ella  intentaba


           conciliar  la  sonrisa  que  le  producía  escuchar  el



           entusiasmo  de  su  hija  con  las  lágrimas  de  saberla


           tan  lejos.  La  conversación  terminó  con  Javier  al


           teléfono,  asegurándole  que  todos  estaban  bien  y


           que  intentarían  tomarse  aquello  como  unas


           inesperadas vacaciones, «ya hablaremos a la vuelta


           sobre  lo  que  estás  haciendo  con  tu  vida  y  la  de


           nuestra hija».



                  Tras  colgar,  Alicia  quedó  sumida  en  una


           extraña  melancolía,  no  por  la  seca  despedida  del


           que  fuera  su  marido,  pues  estaba  convencida  de


           merecer  esas  palabras,  e  incluso  otras  más  duras


           (que  a  buen  seguro  llegarían),  sino  por  la


           persistente  idea  de  que  había  puesto  a  su  hija  en


           peligro. Desde un principio había asumido, con la


           estúpida  determinación  de  quien  no  tiene


           conocimiento  de  causa,  que  estaba  dispuesta  a  lo



           que  fuera  con  tal  de  descubrir  qué  le  había


           sucedido a Will. Pero cuando asaltaron su piso y la


           tirotearon  en  su  propio  edificio,  comprendió  la


           verdadera  y  terrible  dimensión  de  lo  que  estaba


           haciendo.  Seguía  con  vida  de  milagro  y,  sin


           embargo, lo peor de aquella noche fue pensar qué




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