Page 54 - Interviu N 2044 - 29 Junio 2015
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años de igualdad  ‘Drag king’            • Texto y fotos: Hanna Jarzabek

54 interviu.es 29/6/2015       Abajo, Magda y         N ací en una familia muy católica.
                               Uschi, en su casa                     Cuando tenía 16 años, mis pa-
                               de Varsovia. Allí                     dres, al ver que me interesaba
                               también vive Megi,                    por las chicas, me preguntaron
                               que en 2006 fundó      si era lesbiana. Me sentí insultada. Ellos
                               el primer grupo de     mismos me repetían siempre que la homo-
                               drag king en Polonia,  sexualidad es una desviación. A partir de
                               con el que realizaba   este momento empecé a salir con chicos.
                               giras en locales y     Fue muy difícil porque me daba vergüen-
                               asociaciones LGTB      za y me repugnaba”. Hoy Weronika tiene
                               de Polonia, Hungría    30 años y lleva muchos viviendo por su
                               y Alemania. En         cuenta. Gestiona una cafetería en Cra-
                               esta foto, Megi se     covia y puede permitirse vivir libremen-
                               preparaba para un      te sin dar explicaciones a nadie. Pero no
                               espectáculo.           siempre fue así. Cuando era adolescente,
                                                      sus padres querían “curarla” y tuvo que
                                                      seguir una terapia. Intentó suicidarse, y
                                                      finalmente los padres se resignaron. “Me
                                                      dejaron en paz, pero nunca lo aceptaron
                                                      realmente”.

                                                        Para la mayoría de los polacos (el 88 por
                                                      ciento, según los estudios del Centro de
                                                      Investigación de la Opinión Publica en
                                                      2013), la homosexualidad es una desvia-
                                                      ción de la norma. El porcentaje de los que
                                                      admiten que hay que tolerarla aumenta,
                                                      pero el camino hacia la normalización
                                                      es largo. Se habla más del asunto en los
                                                      medios de comunicación, hay un alcalde
                                                      abiertamente gay y una diputada tran-
                                                      sexual. Pero nada cambia a nivel legal y
                                                      muchos estereotipos persisten. Uno de
                                                      ellos es el peligro que, según los polacos,
                                                      los homosexuales suponen para los ni-
                                                      ños. “Aquí la gente piensa que los niños se
                                                      pueden contaminar, y los profesores homo-
                                                      sexuales no se atreven a admitir que lo son.
                                                      ¡Qué disparate!”, dice Weronika.

                                                        Muchos gais temen la reacción de su en-
                                                      torno a la hora de salir del armario.“Todo
                                                      depende de qué trabajo tienes y dónde vi-
                                                      ves –explica Kinga–. Yo vengo de un pueblo
                                                      pequeño. Cuando mi madre se dio cuenta
                                                      de que había alguien en mi vida, empezó a
                                                      preguntarme: «¿Es un negro?, ¿un árabe?,
                                                      ¿está casado?, ¡¿es un cura?!». Como yo se-
                                                      guía sin responder, me preguntó: «¿Es una
                                                      mujer?». Le dije que sí, y se puso a llorar”.

                                                        Alice siempre quiso formar una familia
                                                      y le gusta trabajar con niños. Es volunta-
                                                      ria en un hospicio para pequeños con en-
                                                      fermedades crónicas. Nunca ha revelado
                                                      su orientación por miedo a que los padres
                                                      exigieran su expulsión. La mitad de la so-
                                                      ciedad polaca está en contra de que los
                                                      homosexuales trabajen con niños. Del de-
                                                      recho a la adopción ni se puede hablar: un
                                                      87 por ciento lo rechaza. Con la victoria de
                                                      los ultranacionalistas en las últimas elec-
                                                      ciones presidenciales,la posibilidad de que
                                                      la situación mejore se aleja aún más.  ■
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