recorríamos todo el pasillo dando
saltitos, gesticulando la letra de la
canción y pensando a quién ibas a
pasarle el turno ocupando su lugar.
«Al pasar por el cuartel, se
me cayó un botón y vino el
coronel a pegarme un
bofetón. Qué bofetón me
dio, el cacho de animal que
estuve siete días sin