Page 170 - Yo fui a EGB
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sube la adrenalina y te aumenta la
frecuencia cardíaca; sin embargo hay
algo de placer en ello, en tener el
corazón en un puño, en aguantar la
respiración, en pasarlo un poquito mal.
Sí, decididamente somos un poco
masocas, pero es cierto que disfrutamos
pasando miedo siempre y cuando, claro
está, el peligro esté controlado. Sentir
miedo implica, posiblemente, sentirse
vivo. Y eso, cuando eres niño, se
convierte en un pasatiempo.

