Page 304 - Yo fui a EGB
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respiraba en esa sala de espera. No
había escapatoria; oías gritos de otros
niños y sabías que todo aquello
terminaría con un cachete en la nalga
seguido de un fuerte dolor en tu trasero,
mientras aquel señor te decía: «Si es un
pinchacito de nada». Un olor que se lo
podían haber metido por el c***.
• Heno de Pravia: Las abuelas tenían la
costumbre de esconder alguna de esas
pastillas verdes de jabón Heno de
Pravia en los armarios y después olía
toda la ropa. Más tarde llegaría AVÓN

