Page 20 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


               —Déjale  en  paz  —gruñó  el  sargento,  alzándose  a

            medias detrás del mostrador—. Ese lleva lo suyo. Es el

            que  hizo  gas  el  Precinto  421...  No  le  vas  a  ver  más


            mirando  a  tu  chica.  Preocúpate  de  ti  mismo.  No  te

            hemos traído aquí para que protestes.


               —¡Tengo mis derechos! ¡Quiero llamar a mi abogado!


               —Ya lo hemos llamado nosotros. Y ha dicho que no


            quería venir. Que era la quinta vez que te cogían, y que

            te  las  arreglases  solo.  Cállate  y  estáte  tranquilo,  o

            empeorarás tu caso.


               El  Mec  se  sentó,  gruñendo  y  sin  dejar  de  lanzar


            rencorosas  miradas  hacia  Sergio.  Este  no  le  hizo

            ningún caso. Miraba, sin verlo, el retrato de Jorge III de


            Belloc‐Bainville, Presidente Hereditario de la Ciudad,

            Señor  de  la  Rueda,  Elector  indiscutido  del  Orbe,

            Profesor de los Diversos Niveles... que presidía, en una


            majestuosa reproducción en tres dimensiones, a todo

            color, el lugar donde los funcionarios se afanaban en


            su trabajo. Durante unos segundos, le pareció como sí

            el señor todopoderoso de la Ciudad no fuera más que

            un pobre infeliz, igual en todo a él mismo. Después,


            esta  sensación  se  borró,  consumida  por  la

            insensibilidad general que le invadía.


               Al  Mec  y  a  su  chica  les  acercaron  unas  tazas  de

            Neocafé  y  unas  galletas;  a  él  no  le  dieron




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