Page 96 - Arte e Historia
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Nuevos, reconocidos y veteranos.
Decenio de 1970

    La visión lineal de la historia, interpretada como una marcha optimista y progresiva, de acuerdo a teóricos
modernos de la historiografía es visión que conlleva dos planteamientos contrarios. Son el diacrónico y el sin-
crónico. El primero se refiere a la evolución de los fenómenos que transcurren a lo largo del tiempo. El segun-
do aprecia las circunstancias de fenómenos o hechos coincidentes en un mismo tiempo epocal, histórico.

    Aplicados los planteamientos de la diacronía y la sincronía a la sociedad dominicana, entendemos la
evolución impulsiva de los procesos que conforman nuestro ethos desde la etapa amerindia o prehispánica
hasta la contemporaneidad nacional, proceso de siglos ininterrumpidos en el que se verifican concurrencias
conjugadoras de los caracteres socioculturales. La nación dominicana ofrece una historia singular llena de
adversos episodios e ineludibles marcas etno sincréticas; y como caso único en las Antillas, comparte un
mismo territorio con otra nación diferenciada y hermanada al mismo tiempo.

    En el cuerpo geográfico social dominicano, la historia del arte es una manifestación concreta y espiritual
que se expande en varios ciclos, desde el pasado hasta el presente; momento este último en el cual, los artis-
tas y sus creaciones confluyen trazando la diacrónica y la sincronía. Esta última resulta múltiple cuando se
localizan las generaciones confluyentes con sus variados discursos lingüísticos, temáticos y visuales. Los soplos
estéticos permean las creaciones modernas sin perdida, generalmente de un arte genuino e identitario de la
dominicanidad como tesoro fehaciente, misterioso y trascendente.

    No existe una manifestación cultural más libertadora que el arte, con el cual todo ser inspirado de su
poder de invención, guarda semejanza con el Padre Creador. Por delegación divina el artista crea y recrea la
vida, monologando con sus poderes interiores, cognoscitivos e imaginativos e igualmente dialogando con
los semejantes artísticos. El diálogo entre artistas diversos permite adentrarnos al decenio 1970, período
en el que coinciden ineludiblemente representantes de varias generaciones, pudiéndose hablar del nombre
novísimos, nombres jóvenes reconocidos y veteranos nombres. Todos ellos demarcándose como activos
individuales y, al mismo tiempo sincronizando como sujetos de una misma historia local de las artes.

    En el atesoramiento que define la colección de arte del Banco Popular, el encuentro intergeneracional
nos permite listar las representaciones de acuerdo a fechas emergentes:

    Etapa 1920-1930: Yoryi Morel, veterano maestro con seis décadas de activismo pictórico que culminan con
su fallecimiento en 1979. Generación de 1940: Antonio Prats-Ventós, español refugiado desde la adolescencia,

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