Page 58 - La máscara de la objeción.cdr
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Nelly insistió y un médico distinto también le mintió
diciéndole que tendría un “estallido de útero, si
abortaba con pastillas".
Luego la llamaron para participar en un estudio de alta
complejidad fetal. Nadie pensaba en ella y en su dolor.
Otro médico trató de convencerla de continuar con el
embarazo diciéndole que quizás sería “lo único que
podría hacer por ese hijo”. Nelly se cansó de tanta
objeción y decidió entonces buscar una abogada.
Cuando ya no pudieron negarle la interrupción de su
embarazo, la derivaron a otro Hospital invocando que el
domicilio de Nelly les impedía atenderla. Y la Directora
de ese nuevo Hospital la recibió contándole que ella
-como su bebé- “también tenía una enfermedad
terminal y no andaba pidiendo a nadie que la mate”.
Nelly salió corriendo.
Hicieron presentaciones administrativas y finalmente
Nelly abortó.
Cuando la interrupción del embarazo de Nelly se
concretó, ingresó en una habitación una trabajadora
social que le ofreció ponerle nombre “a la bebé” que
acababa de abortar.
Nelly lloró, pero no tenía miedo, estaba tranquila
cuando la echó de la habitación.
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