Page 49 - Los Humanoides - Jack Willianson
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—Un enemigo benevolente puede ser peor que
uno despiadado— repuso White. El gigante se acercó y
se sentó, con sus movimientos ágiles y vigorosos.
Un odio profundo y una determinación férrea
resonaron por debajo del acento grave de su voz.
—Nuestro enemigo se originó en el cuarto planeta
de la estrella Ala. .. Hace noventa años ese planeta
debió enfrentar el mismo dilema que hoy día la Tierra.
La difícil elección entre esclavitud o destrucción. Pero
un hombre al que llamaremos Sledge, creó la tercera
alternativa. .. —el hechizo recio de la voz de White
mantuvo silencioso al astrónomo—. Allá como aquí la
ciencia física había avanzado demasiado para el
progreso moral de la mayoría de la población...; en el
cuarto planeta de la estrella Ala ya se conocía el
rodomagnetismo hace casi cien años. Recuerde usted
que esa estrella está a una distancia fabulosa de la
Tierra y su Sol. Doscientos años luz de distancia. Sledge
vio cómo el demonio de la técnica estaba a punto de
destruir a su planeta natal. Entonces utilizó su genio
para inventar y materializar robots rodomagnéticos a
los que llamó humanoides, cuya misión sería evitar que
los seres humanos fueran destruidos por su insensata
ambición. La broma del caso fue que los humanoides
resultaron demasiado perfectos... Yo conocí a Sledge —
bajo el tono tranquilo de aquella voz atronadora,
Claypool advirtió un timbre de salvaje odio—. En otro
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