Page 675 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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— Van — respondió triste —. Somos incapaces de
solventar el problema del rechazo. Creo que ya es hora
de un nuevo juego.
Ciudadanos de mirada cansina marchaban al
trabajo. Estaban hoscos y poco cooperativos.
En los muelles de Arboleda no se mencionaba la
huelga aplastada. Las heridas de los estibadores
vodyanoi comenzaban a diluirse, y sacaban los
cargamentos hundidos de las aguas sucias como
siempre habían hecho. Dirigían los barcos por los
angostos espacios de las orillas. Murmuraban en
secreto acerca de la desaparición de los líderes
sindicales.
Sus camaradas humanos observaban a los xenianos
derrotados con una mezcla de emociones.
Los gruesos aeróstatos patrullaban los cielos sobre la
ciudad como una infatigable, torpe amenaza.
Las discusiones saltaban con extraña facilidad. Las
peleas eran comunes. La miseria nocturna se extendía
y afectaba a sus víctimas desde el mundo de la vigilia.
En la Refinería Blecky de Gran Aduja, un exhausto
gruista sufría la alucinación de uno de los tormentos
que le habían robado el sueño la noche anterior.
Temblaba lo suficiente como para afectar a los
controles del aparato, y la inmensa máquina de vapor
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