Page 676 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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liberó un cargamento de  hierro fundido un segundo

            antes de lo debido, derramaba un torrente de metal al

            blanco  sobre  los  labios  del  contenedor  a  la  espera  y


            salpicaba  a  los  trabajadores  como  una  máquina  de

            asedio.  Los  gritos  quedaron  consumidos  por  la

            despiadada cascada.


                En lo alto de los desiertos obeliscos de hormigón de

            Salpicaduras,  los  garuda  de  la  ciudad  encendían


            grandes fuegos por la noche. Golpeaban sus gongs y

            sus cacerolas, gritando obscenas canciones y lanzando

            chillidos estridentes. Charlie, el gran hombre, les dijo


            que  así  impedirían  que  los  espíritus  malvados  de  la

            ciudad visitaran las torres. Los monstruos voladores.


            Los demonios que habían acudido a Nueva Crobuzon

            para sorber el cerebro de los vivos.

                Las  roncas  reuniones  en  los  cafés  de  los  Campos


            Salacus eran más calmadas.

                Las  pesadillas  empujaban  a  algunos  artistas  a

            frenesíes  creativos.  Se  planeaba  una  exposición,


            Despachos de una ciudad turbada, que pretendía mostrar

            el  arte,  la  escultura,  la  música  inspirada  por  la

            epidemia de pesadillas que engullía la ciudad.


                Había miedo en el aire, un nerviosismo al invocar

            ciertos nombres. Lin e Isaac, los desaparecidos. Hablar


            de ellos era admitir que algo podía ir mal, que podían

            no  estar  Simplemente  atareados,  que  su  silencio,  su




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