Page 150 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo


               cada uno con un garabato negro. Corbell pulsó


               el botón de la puerta.



                  Pirssa indicó:


                  —Has cambiado de posición en seis coma dos


               kilómetros  hacia  el  Sudoeste  y  estás  sesenta


               metros más abajo. Te localizo en Ciudad Uno.


                  —Sí.


                  Corbell             estaba            viendo              una          habitación


               diferente.  Comenzaba  a  sentirse  como  un



               fantasma errante. Todo era espectral, imposible.


                  Salió de la cabina y caminó en torno a lo que


               alguna  vez  debió  haber  sido  un  escritorio


               flotante;  ahora  aparecía  a  la  altura  de  las


               rodillas. Las pantallas y los botones de mando


               instalados  en  él  le  daban  el  aspecto  del  panel


               del          útero,             pero            estaban               estropeados.


               Seguramente  había  llovido  allí  durante  cientos


               de años.



                  La  alfombra  tenía  un  cierto  parecido  a  esas


               golosinas  llamadas  «copo  de  algodón»,  pero


               estaba derretida; Corbell se hundió en ella hasta


               los tobillos. El material chirriaba bajo sus botas,


               se desgarraba y se pegaba al tejido del traje. Se


               detuvo  ante  el  marco  vacío  de  una  ventana  y


               miró hacia el exterior.



                  Treinta pisos de ventanas y marcos vacíos bajo


               sus pies. A su alrededor había edificios mucho

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