Page 323 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo


                  El casco era un depósito enorme sin tabiques


               que evitaran el corrimiento de la carga. Corbell



               olfateó  el  aire,  pero  no  quedaban  rastros  del


               contenido. Aceite, quizá, o algo más exótico. Tal


               vez sólo tierra fértil para las estériles ciudades


               antárticas. La tierra no se bamboleaba.


                  La  gran  sorpresa  estaba  en  la  cubierta  y  por


               encima de ella. ¡Mástiles! Allí no quedaba sitio


               para marineros humanos. Sólo muchos mástiles



               que  recordaban  los  de  los  antiguos  clíperes,  y


               cables             que           llegaban               hasta            un          gran


               compartimiento  de  proa:  los  motores,  los


               cabrestantes, el ordenador.


                  El casco parecía sólido; los mástiles estaban en


               buen estado. Pero el tiempo había convertido el


               ordenador  en  chatarra.  Era  una  pena;  por  su


               tamaño, equivalía al ordenador del Don Juan, el


               que cobijaba la personalidad de Pirssa. Tal vez



               le hubiera revelado muchas cosas.





                  Avanzaron hacia la niebla, hasta que la niebla


               los tragó Corbell oía un estruendo regular que


               no  podía  explicarse.  De  pronto  se  vio  ante  el


               mar. Las rompientes rugían y siseaban contra la


               costa rocosa.



                  Allí  descansaron.  Después,  mientras  otros


               juntaban  leña  menuda  para  encender  la

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