Page 462 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo


                  —De acuerdo: sí, es preferible al bastón.


                  —Entonces ¿qué quieres? ¿Te unirás a mí sin



               necesidad de feromonas? ¿Puedo decir a Pirssa


               que obedezca tus órdenes?


                  Quería  (lo  descubrió  entonces),  quería  a


               Mirabelle. Quería el antiguo rito: la cena en un


               restaurante  nuevo,  recomendado  por  algún


               amigo,  seguida  de  un  cóctel  Alexander,  y  la


               cama  de  dos  plazas.  Habían  comprado  una



               cama nueva antes de que el cáncer comenzara a


               desgarrarle el vientre. Y allí estaba, tendido de


               espaldas  en  la  alfombra‐nube  de  un  pasillo,


               junto a un ascensor, con la más extraña de todas


               las mujeres.


                  —No es culpa tuya —le dijo—. Quisiera estar


               en mi casa.


                  —También  yo  —respondió  ella—.  Pero  no


               podemos.  Debemos  levantar  de  nuevo  nuestra



               casa.


                  Y  ya  lo  estaban  haciendo,  pensó  Corbell.


               Quizá incluso lo habían hecho bien.


                  —Ni siquiera las historias de amor son iguales


               —comentó—.  ¡Feromonas!  ¡Dios  mío,  qué


               manera de salvar el mundo! Por favor, ¿tendrías


               la  gentileza  de  arreglar  ese  intérprete  de  modo



               que me hable con tu propia voz.


                  —De acuerdo. Mañana —respondió.

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