Page 894 - Kraken - China Mieville
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—Gracias por la oferta —dijo—. Gracias. Por,


             ya sabes. Avisarme. Y decir que cuidarías de mí.



             Gracias. ¿Crees que voy a dejar que seas tú el que


             me gobierne?




                    Se  levantó.  Se  bajó  la  bragueta  y  orinó  de


             cualquier  manera  dentro  del  diminuto  bote,


             disipando y salpicando el diminuto yo del rey de


             la  ceniza  de  Londres,  acabando  con  él  de  una


             meada.




                    —Que te jodan —susurró—. Que te jodan a ti


             también. Que te jodan igual que a él.




                    Cuando  terminó,  en  el  bote  no  quedaba  más


             que su orín. Sacó el papel sobre el cual Billy había


             dejado que Grisamentum se escribiera a sí mismo.



             Un  viento  muy  útil  agitó  las  últimas  hojas


             adheridas,  permitiendo  que  una  farola  lo


             iluminase  directamente.  Paul  revisó  hasta  el


             último papel que tenía. Recabó información acerca


             de Billy a partir de esos restos de su mochila. Una


             tarea  detectivesca,  hecha  a  base  de  retales.


             Comprendió algunas cosas.




                    Se quedó con un papel. Se sentó, de espaldas a


             la  verja,  y  lo  leyó  y  lo  releyó  muchas  veces.  Lo


             dobló y se lo llevó a la cabeza, y pensó y pensó.







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