Page 652 - Herederos del tiempo - Adrian Tchaikovsky
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incomprensible para Fabian. Nunca sabrá lo que
quería decir con: Me inclino ante ti.
Fabian se vuelve hacia Portia, que está al límite
de su resistencia. Yace de espaldas, inconsciente,
reducida a sus reflejos básicos.
Con movimientos lentos y difíciles, Fabian
comienza el cortejo. Mueve sus palpos ante los
ojos de Portia y la toca, como si pretendiese
aparearse, activando un lento instinto que ha sido
cubierto por siglos de civilización pero que nunca
ha desaparecido del todo. No queda comida con
la que pueda recuperarse, salvo una sola fuente.
No hay suficiente aire para dos, pero quizá sí
suficiente para uno.
Fabian ve que los colmillos de Portia se separan y
se alzan, temblorosos. Por un momento se los
queda mirando, y reflexiona sobre la
consideración en que tiene a su compañera.
Nunca lo perdonará ni se perdonará a sí misma,
pero quizá sobreviva de todas formas.
Fabian se entrega al abrazo automático de Portia.
Más tarde, Portia recupera la consciencia a bordo
del Nido del Cielo, y se siente repleta, herida y
extrañamente sensual. Ha perdido una pata
trasera completa, y dos secciones de otro
miembro, y uno de sus ojos secundarios. Pero
está viva.
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