Page 10 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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manera amena (es el famoso tópico del docere et delectare,
recogido por Horacio). Solo a partir del Renacimiento, en
Italia y en Gran Bretaña van apareciendo voces de críticos y
poetas que mantienen que, además de aportar enseñanzas y
modelos de conducta, la ficción también es válida porque
sirve para darle gusto al lector. La idea de que los arranques
de fantasía no son un veneno moral y no requieren de
ninguna justificación externa cristalizará finalmente con la
filosofía kantiana del juicio estético y con la reivindicación
de la imaginación personal del Romanticismo. En ese largo
período la novela se va imponiendo como formato por
excelencia y se va asumiendo la idea de que la ficción posee
un valor por sí misma como puro objeto de placer.
Y sin embargo… el prejuicio contra la ficción y el
entretenimiento sigue ahí. Aún hoy la novela realista sigue
siendo percibida como más seria, madura y, en general,
artística que la novela de fantasía. Del mismo modo, la
asociación de lo artístico y exigente con lo aburrido es tan
evidente que incluso David Foster Wallace dedicó su última
malograda obra a reflexionar sobre el significado del
aburrimiento en nuestra cultura con un texto
intencionalmente aburrido. Por supuesto, uno puede
afirmar con tranquilidad que la mayoría de los libros de
ficción que se publican al cabo del año son muy mala

