Page 175 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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                —Recuerdos  —se  mofó  su  madre—.  ¿Qué  son  los

         recuerdos,  Tamanna?  ¿Qué  recuerdas  en  realidad?


         Fragmentos,  amalgamas.  ¿Es  eso  comparable  a  poder

         revivirlo?



                «Para revivirlo», pensó Ferron, «primero tendrías que

         haberlo vivido». Pero incluso tambaleándose al borde de la

         fatiga y del bajón de los estimulantes, tuvo el sentido común


         de guardarse el pensamiento para sí.



                —¿Has  oído  lo  de  la  estrella?  —preguntó.  Cualquier

         cosa para cambiar de tema—. ¿La que los alienígenas están

         usando para hablar con nosotros?



                —La luz que nos llega tiene cuatro millones de años —


         respondió Madhuvanthi—. Están todos muertos. Mira, hay

         una nueva exhibición de sinestesia. Romana y egipcia. Algo

         para  las  dos.  Si  no  quieres  venir  de  aventura  conmigo,

         ¿vendrás al menos a una exposición de arte? Prometo que


         no te volveré a pedir dinero para el archivo. Solo ven a esto

         conmigo. Prometo que mañana mismo purgaré el archivo.



                El  entrecejo  de  la  leona  estaba  fruncido.  La  voz  de

         Madhuvanthi era un hilo de derrota. No había más dinero y


         lo sabía. Aun así no podía dejar de regatear. Y la exposición

         era una concesión, algo que evocaba el tiempo que solían

         pasar juntas en aquellos mundos imaginarios.
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