Page 624 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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contaba menos que la salvación; además, desde un punto
de vista global, era mejor formar parte del Imperio que
quedarse fuera. Año tras año creció la amargura entre
facciones.
Al estar tan lejos, los ostrogodos tardaron en saber de
esos asuntos. Los cristianos que había entre ellos eran en
su mayoría esclavos traídos de zonas orientales. Había
una iglesia en Olbia, pero era para el uso de los
comerciantes romanos; de madera, pequeña y pobre
cuando se la comparaba con los antiguos templos de
mármol, aunque éstos ahora estaban vacíos. Sin embargo,
al incrementarse el comercio, los habitantes del interior
empezaron a encontrarse con los cristianos, algunos de
ellos sacerdotes. Aquí y allá, las mujeres libres recibían el
bautismo, y algunos hombres.
Los tervingos no estaban dispuestos a aceptarlo. Les
iba bien con sus dioses, así como a todos los godos del
este. Los extensos acres producían riquezas, así como el
trueque entre norte y sur, y también su parte del tributo
pagado por la gente que el rey había conquistado.
Waluburga y Ansgar construyeron una nueva
residencia digna del hijo de Dagoberto. Se levantó en la
orilla derecha del Dniéper, sobre una elevación que
miraba los reflejos del río, entre el viento que agitaba la
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