Page 536 - Limbo - Bernard Wolfe
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ascendiendo hacia otro clímax que era
enteramente libre de los dictados de ella. En
asunto de muy pocos minutos, no los treinta o
más minutos de la primera vez sino sólo tres o
cuatro, lo había alcanzado, llegaba a él, se sentía
henchido por el triunfo de llegar a él... y en una
especie de terror, tratando de frenar la
culminación que acudía de su ritmo y no del de
ella, sintiendo sin la menor duda que si su
esquema del ritmo fuera capaz de realizarse a sí
mismo se convertiría en una burla del de ella y de
todas las exquisitas teorías que se habían
edificado sobre él, ella presionaba, se defendía,
vibrando de antagonismo. Incluso cuando sintió
que el clímax lo arrollaba, pensó con
desesperación y desprecio que era también
autodesprecio, que todo aquello era una farsa.
Todo su ser gritaba ahora pidiendo la sensación
de Ooda bajo su cuerpo, la cálida y
resplandecientemente viva Ooda que no se
sometía resignadamente sino que respondía,
buscando no usurpar sino corresponder y
fundirse, no resistirse y oponerse sino
complementarse y reaccionar y fluir con él. ¡Lo
oceánico! Oh, sí, lo más cercano a ello que
experimentó jamás, lo más próximo que era
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