Page 539 - Limbo - Bernard Wolfe
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negación‐de‐la‐frígidez‐a‐través‐de‐la‐frígidez



            de doble filo.


                  —Oh, mí cordero, mí corderito —susurró, pero


            había  veneno  en  el  afecto  de  su  voz,  y  una


            torturada pregunta informulada.



                  El  se  apartó  de  ella,  tal  como  debía  hacer  y


            quería             hacer,             lleno           de          entremezclados


            sentimientos;  Irene  también,  cuando  había


            alcanzado  con  gran  dificultad  el  mismo


            desenfocado                    clímax,             se        había           mostrado


            emocionalmente  a  la  defensiva,  extática  en  la



            superficie,  rabiando  justo  debajo  en  no


            expresadas  denuncias.  Ahora  el  miró  con  una


            impresión incierta en sus ojos —unos ojos nunca


            totalmente cargados de la mentira de la lujuria—,


            oscilando  entre  la  maravilla  y  la  hostilidad;


            sintiendo  la  parcial  satisfacción  de  la  mujer


            mutilada que ha obtenido un sucedáneo de placer



            y le gustaría considerarlo como si fuera auténtico,


            el  odio  parcial  de  una  mujer  insatisfecha  para


            quien  la  protesta  es  más  importante  que  la


            realización y a quien le gustaría echarle aullando


            la culpa de todo ello a su compañero. Pero en este


            momento  le  resultaba  difícil  a  ella  saber


            exactamente de qué tenía que echarle la culpa: la


            experiencia  había  sido  ampliamente  frustrante



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