Page 174 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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sin rechistar porque no le cabía la menor duda de que


           valdría la pena. De modo que fue a aquel país místico


           y vio un millar de cosas tan extrañas como hermosas.


           Todos los días descubría una nueva maravilla; todas



           las noches, una nueva visión.




                  —¿Y vivió feliz por siempre jamás?



                  —De momento.




                  —¿Y se casó con una bella princesa?




                  —Todavía  no  —dijo  Philip—.  Pero  no  pierde  la


           esperanza.




                  —Me parece un cuento precioso.




                  —Gracias, Julia.




                  —Puedes  llamarme  madre  —dijo  ella,  clara  y


           coherente su voz—. Hiciste bien en marcharte. —Se


           volvió hacia mí, y supe que de alguna manera era la



           antigua  Julia,  la  auténtica  Julia,  la  que  me  estaba


           mirando—. Y a ti más te vale ir haciendo las paces con


           nuestro hijo de una vez.




                  Nada  más  pronunciar  esas  palabras,  la  antigua


           Julia se desvaneció como con tanta frecuencia ocurría


           últimamente, y de nuevo volvió a ser la Julia a la que


           había  aprendido  a  acostumbrarme  a  lo  largo  del


           último año. Apoyó la cabeza en la almohada y miró a



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