Page 190 - Las Estrellas Mi Destino - Alfred Bester
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—¿De qué estás hablando?
—Querías algo que te controlase, Gully. Bueno, ya lo tienes.
Tu rostro. Cuando... —Jisbella comenzó a reír
histéricamente—. Tendrás que aprender a controlarte
ahora, Gully. Nunca podrás ceder a las emociones... a
ninguna emoción... porque...
Pero él miraba por encima de ella y, repentinamente, echó
a correr con un alarido por el pasadizo de aluminio. Se
detuvo frente a una puerta abierta y comenzó a aullar
triunfalmente. La puerta daba a un armario de
herramientas, de un metro veinte por un metro veinte y por
dos metros setenta. En el armario había estantes y un
amasijo de viejas provisiones y recipientes desechados.
Había sido el ataúd de Foyle a bordo del Nomad.
Jíseph y su gente habían conseguido pegar el pecio a su
asteroide antes de que el holocausto de la fuga de Foyle
hubiera convertido todo otro trabajo en imposible. El
interior de la nave estaba prácticamente intacto. Foyle tomó
el brazo de Jisbella y la arrastró en un recorrido.por la nave
y finalmente hasta la caja fuerte, que puso al descubierto
tras apartar los restos que cubrían su masivo rostro de
acero, liso e impenetrable.
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