Page 172 - Mundos En El Abismo - Juan M. Aguilera
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estrella a su espalda para alejarse.
El velamen de la Vajra, estaba constituido
por doscientos pétalos inmensos, de un
superligero material aluminizado, de apenas
2,5 micras de espesor, unidos a un anillo que
rodeaba el auténtico casco de la nave.
Esas doscientas alas servían al propio tiempo
para propulsar el velero, gracias a la presión
de la radiación, y ayudaban a su control gracias
al efecto giratorio engendrado por la rotación
del conjunto. La fuerza centrífuga era la
encargada de mantener extendidas las velas,
en vez de recurrir a una estructura metálica
como la de algunas naves de carga.
El conjunto era perfecto. La misma rotación,
que procuraba la gravedad artificial al interior
de la nave, largaba las velas y las mantenía
tensas. El navío era fácil de controlar gracias
a las velas orientables alrededor de su eje,
como las palas de un helicóptero.
Con naves como aquélla inmensas hordas
conquistadoras habían recorrido los planetas
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