Page 213 - Mundos En El Abismo - Juan M. Aguilera
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largaría las velas, y éstas atraparían el viento


           solar que les arrastraría hacia las más remotas


           regiones del Límite. Pero ni siquiera entonces


           sentiría el tirón de la aceleración. Los veleros


           solares eran incapaces de aceleraciones


           superiores al centésimo de g. Pero podían



           mantenerlas durante períodos ilimitados de


           tiempo alcanzando así elevadas velocidades. En


           diez meses, le habían informado, llegarían a su


           destino. Diez meses más de regreso, y sería un


           hombre libre.


              Siguieron caminando en silencio. Ascendieron


           por una escalerilla de tubo de acero. El



           interior de la nave era un auténtico laberinto.


           No era extraño que se hubiera perdido al


           llegar. A los lados, los mamparos parecían


           repletos de tableros de instrumentos, una


           puerta y, a continuación, un corredor muy


           estrecho de unos diez metros de longitud. Al


           avanzar por él se advertía un fuerte zumbido


           que vibraba bajo sus pies.


           - El impulsor de masas - explicó Baksar.





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