Page 267 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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extremo de la habitación. Y traté de sobreponerme. ¿Qué
había dicho él acerca de la entrada?
“La entrada de los Krell”, era lo que había dicho. Había
estado tratando de explicarme acerca de algo que había
escrito… “Todas las respuestas”, había dicho…
De pronto, recordé. Volví a oír, en mi mente, la voz de
Morbius: —… símbolos… escritos de los Krell…
Di media vuelta y me encaminé hacia la puerta en la
roca. Me agaché para pasar por ella y corrí por el túnel.
Llegué al espacioso laboratorio. Me dirigí al centro y me
detuve junto a la silla que ocupara Morbius mientras nos
mostraba la maldita máquina.
La silla estaba dada vuelta, mirando hacia afuera. Tal
como debía haberla dejado el doctor.
No me gustó el ambiente de aquel terrible lugar. En
torno mío, las luces de las cajas de reíais pestañeaban. Y lo
que Morbius llamara “la biblioteca”, estaba allí como un
órgano dorado. Y la silla en esa forma… como mirándome
a mí.
El dispositivo para la cabeza, de la famosa “Entrada”,
estaba colgado en su horquilla, detrás de la baranda. Los
brazos extensibles estaban doblados y los electrodos me
hicieron pensar en las marcas sobre las sienes del doctor.
Mi cinturón con el audiotelevisor colgaba de la
barandilla.
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