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parte I | capítulo III
Como muestra de esta preocupación re- carburíferas y/o minerales ilegales en la
gional por la apropiación ilegítima de re- plataforma continental argentina. Recien-
cursos por parte del Reino Unido, orga- temente, durante el segundo semestre de
nizaciones como CELAC, MERCOSUR y 2014, el G 77 + China y la Organización
UNASUR, se pronunciaron a favor de la Latinoamericana de Energía (OLADE)
posición argentina. En este sentido, se des- reconocieron el derecho que le asiste a la
taca el compromiso arribado en noviem- República Argentina de emprender accio-
bre de 2010 por la UNASUR de adoptar, nes legales con pleno respeto del Derecho
de conformidad con el derecho interna- Internacional y de las resoluciones perti-
cional y sus respectivas legislaciones in- nentes de las Naciones Unidas contra las
ternas, todas las medidas susceptibles de actividades de exploración y explotación
ser reglamentadas para impedir el ingreso de hidrocarburos no autorizadas.
a sus puertos de los buques que enarbo- La presencia militar británica en el Atlán-
len la bandera ilegal de las Islas Malvinas. tico Sur genera una tensión innecesaria e
Además, se comprometieron a informar injustificada en toda la región. La Repúbli-
al gobierno argentino, en el marco de los ca Argentina ha denunciado ante la comu-
acuerdos internacionales vigentes, sobre nidad internacional esta situación. En este
aquellos buques o artefactos navales con sentido, el 11 de abril de 2014 se remitió
derrotero que incluyan las Islas Malvinas, al Secretario General de la ONU, así como
Georgias del Sur y Sandwich del Sur con a las autoridades de Comité Especial de
cargas destinadas a las actividades hidro- Descolonización de la Naciones Unidas, la
Los países de América Latina han respaldado con firmeza los legítimos derechos
de Argentina en la disputa de soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur
y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, tal como se observa
en las diversas declaraciones de la Organización de Estados Americanos (OEA),
la UNASUR, la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el MERCOSUR, el
Grupo de Río, el G-77 + China, la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (ZP-
CAS), la Cumbre de Países Sudamericanos y Africanos (ASA) y la Cumbre de Países
Sudamericanos y Países Árabes (ASPA).
En septiembre de 2011, el G-77 + China dedicó por primera vez en una declaración
final un párrafo exclusivo a la cuestión Malvinas. Los más de ciento treinta ministros
de Relaciones Exteriores de los países miembros del grupo reclamaron al Reino
Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte el cumplimiento de los requerimientos de
la comunidad internacional, y la reanudación de las negociaciones con la República
Argentina sobre las islas Malvinas. El documento señala que la decisión se adoptó
“con el fin de encontrar, lo antes posible, una solución pacífica” y que “los gobiernos
deben abstenerse de tomar decisiones unilaterales.”
El G 77 + China en septiembre de 2014, no solo reiteró lo señalado precedentemen-
te, sino que destacó el derecho de los Estados miembro a la soberanía permanente
sobre sus recursos energéticos, indicando que las operaciones llevadas a cabo por
empresas no autorizadas por el gobierno argentino en el área de las Islas Malvinas
relativas a la exploración de recursos naturales, especialmente recursos hidrocar-
buríferos, son un grave detrimento de los derechos de soberanía de la República
Argentina sobre su plataforma continental.
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