Page 723 - La Herejia De Horus 01 - Horus El Señor De La Guerra - Abnett Dan
P. 723
espada guerrera. Comenté que Tauromaco atraía a mi
sentido de la obstinación y Arbitos a mi sentido de la
justicia y el equilibrio. —El señor de la guerra sacudió
tristemente la cabeza—. Mi padre dijo que admiraba
mis elecciones, pero que le sorprendía que no hubiera
elegido otro en particular. Volvió a mostrarme el
jinete con el arco, el guerrero galopante. «El espantoso
Sagitarium», dijo. «El más belicoso de todos. Fuerte,
implacable, desenfrenado, veloz y seguro de su
puntería. En la Antigüedad», me contó, «este era el
signo más importante de todos. El centauro, el
hombre‐caballo, el guerrero‐cazador, había sido
amado en la Antigüedad. En Anatolia, en su propia
infancia, el centauro había sido un símbolo venerado.
Un jinete sobre un caballo», eso dijo, «armado con un
arco». El instrumento militar más potente de su
tiempo, que conquistaba todo lo que se ponía ante él.
Con el paso del tiempo, el mito había fusionado jinete
y corcel en una única figura. La síntesis perfecta del
hombre y la máquina de guerra. «Eso es lo que debes
aprender a ser», me dijo. «Eso es lo que debes llegar a
dominar. Un día debes mandar mis ejércitos, mis
instrumentos de guerra, como si fueran una extensión
de tu persona. Hombre y caballo, como una sola cosa,
722

