Page 295 - Los Sin Nombre - Ramsey Campbell
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Los sin nombre: 26 Ramsey Campbell
Nada demasiado malo, a juzgar por el tono de sus
llamadas... ¿o acaso Angela era demasiado ingenua
para darse cuenta de lo que le estaban haciendo? De
repente, Barbara deseaba no estar sola. Se puso algo de
ropa encima y corrió a llamar a la puerta de Ted. No
recibió respuesta.
Llamó un poco más fuerte mientras echaba un vistazo
al pasillo. En una bandeja que descansaba junto a una
puerta, una taza de café intentaba, torpemente,
encaramarse a otra. En las radios de los dormitorios
sonaban sin descanso alegres melodías.
–¿Qué hora es? –preguntó a una camarera cuando un
carrito lleno de ropa blanca abrió de un empujón las
puertas de emergencia.
–Casi las diez.
Entonces su reloj no estaba estropeado. Ted le había
dicho que desayunaría con ella, pero debía de haber
decidido dejarla dormir. Se aseó rápidamente y corrió
escaleras abajo. Unas cuantas personas se diseminaban
por el espacioso restaurante, bajo candelabros
amarillentos. Una anciana que estaba sentada en una
silla de ruedas esperaba a que alguien se la llevara de
allí; un hombre de bigote plateado bajó el periódico y
le dio los buenos días. Los sonidos más fuertes eran el
de una cuchara contra una taza y el de un cuchillo
sobre una tostada. Ninguno de los comensales era Ted.
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