Page 66 - Primera Guerra Formica 02 - La Tierra En Llamas - Orson Scott Card
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La Tierra en llamas Orson Scott Card ‐ Aaron Johnston
algodón que le habían suministrado en el hospital, y
cuando Mungwai lo miró de arriba abajo con
desaprobación se sintió incómodo.
—La acusación más seria es la de vuelo ilegal —
continuó Mungwai—, ya que no obedecer a los
controladores del tráfico lunar supone un grave riesgo
para otras naves en tránsito y para los honorables
ciudadanos selenitas. A la gente de por aquí no le
gusta que le caigan naves encima de la cabeza.
—No era una nave —adujo Víctor—. Al menos no
una nave de pasajeros. Era una nave rápida, un cohete
de carga, un paquebote. En cuanto me aproximé a la
Luna su sistema de guía se hizo cargo. Iba en piloto
automático cuando entré en el almacén. Por eso la
acusación de entrada ilegal me parece injusta. No
podría haber detenido la nave aunque hubiera
querido.
—Sí, pero pilotó usted la nave rápida hasta la
Luna. La trajo aquí. Eso lo hace responsable.
—Habría venido de todas formas. Es lo que hacen
los lugres programados. Transportan cilindros de
minerales extraídos del Cinturón de Kuiper y el
Cinturón de Asteroides siguiendo rutas de vuelo
programadas. —En realidad Víctor había cambiado
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