Page 59 - Los Humanoides - Jack Willianson
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Con voz opaca, Claypool les dijo que descargaran
los tubos y revisaran el mecanismo.
Los dos hombres así lo hicieron, encontrando que
faltaba el detonador; al recibirlo de manos de Ironsmith
se mostraron inmensamente sorprendidos.
—No se preocupen ahora por esto y volvamos a
Starmont —les ordenó secamente Claypool—. Si no me
equivoco, pronto tendremos que activar el Proyecto
Rayo.
Sentándose en la parte posterior del automóvil
junto a Ironsmith, Webb Claypool se sumergió en sus
pensamientos, mientras Armstrong se hacía cargo del
volante del coche.
Tras un rato de viajar en profundo silencio, el
astrónomo golpeó con el codo a Ironsmith, que se había
quedado dormido, y lo despertó:
—Yo soy un hombre de ciencia —le dijo con cierta
ansiedad—. No me interesan nunca los fenómenos que
no pueden reproducirse a voluntad. Estas cosas
vinculadas con la parafísica siempre me molestaron.
—Recuerdo haber leído un ensayo que usted
escribió hace algunos años sobre la evidencia existente
de la percepción extrasensorial... Fue un ataque
bastante violento.
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