Page 29 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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hasta el portón abierto. Bangley lleva ese pistolón
a la cintura. Noche y día. Una vez fue al estanque
de la orilla del arroyo a pescar un siluro y de
detrás de un árbol del paraíso apareció un
barbudo desconocido y grande como un oso y lo
atacó. Eso dice. Bangley le pegó un tiro que le
atravesó la cabeza greñuda. Se trajo una pierna
entera que todavía llevaba puestos tres pares de
pantalones hechos jirones y una bota remendada.
La izquierda. La tiró a la puerta del hangar.
Para el perro, dijo. Estaba enfadado porque
no había hecho mi trabajo para él. No había
asegurado el perímetro.
¿Por qué vas a ver a los mormones?, me
repite. Me está buscando las cosquillas. Cuando
se enfada se pone tieso como un palo y se inclina
muy sutilmente hacia delante.
Tiro de una de las solapas de la caja de
cartón de aceite de motor. Está muy bien pegada.
La abro rasgándola, rasgo el otro lado: cuatro
filas de tres envases negros de litro. Las líneas
pálidas y cerosas que recorren el lateral de esas
botellas altas y rectangulares son traslúcidas para
que se pueda comprobar el nivel, me recuerdan a
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