Page 31 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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actitud  suya  me  cansa,  me  agota.  Mueve  la


              mandíbula de un lado a otro.




                     Vuelvo a dejar el embudo, que no es más que


              una  botella  de  aceite  vieja  cortada  por  la  mitad,


              encima de los demás envases. Lo miro.




                     Relájate, hombre. ¿Quieres una Coca-Cola?




                     Una  vez  cada  dos  meses  aterrizo  en  un


              bulevar  despejado  de  Commerce  City  y  me


              aprovisiono  de  diez  cajas  de  aceite.  Un  día,  de


              camino hacia allí, encontré el camión de la Coca-


              Cola.




                     Siempre traigo cuatro cajas, dos para él y dos


              para  mí.  Y  una  caja  de  Sprite  para  las  familias,


              eso a Bangley no se lo digo. La mayoría de las



              latas se han congelado demasiadas veces y han


              reventado,  pero  las  botellas  de  plástico


              sobreviven.  A  Bangley  siempre  se  le  acaba  la


              Coca-Cola mucho antes que a mí.




                     Nos  vas  a  matar  a  los  dos.  Teníamos  un


              acuerdo.




                     Le doy una Coca-Cola. Toma, relájate. Piensa


              en tu corazón.




                     Tuvo arterioesclerosis. Mejor dicho, tiene. Una





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