Page 292 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Entonces  pensé:  Tenemos  tendencia  a


              arriesgarlo todo por algo desconocido. Somos así


              de retorcidos.




                     Te lo he dicho mil veces, Hig: como te pongas


              filosófico  en  una  situación  táctica  estás  frito.


              Tostado.




                     Tostado.




                     Qué  bien  sonaba.  Dos  rebanadas  de  pan


              doraditas  con  mantequilla  y  mermelada.  Nueve


              años  sin  comer  mantequilla,  ni  leche  tampoco.


              Seguro que aquellas vacas daban leche todos los


              días, una leche deliciosa y calentita. Una o dos.



              Apunté  con  la  mira  hacia  abajo,  hacia  el  prado,


              para  buscar  ubres  hinchadas  y  los  vi.  Pura


              chiripa.  El  viejo  debía  de  tener  al  menos  dos


              armas,  lo  lógico  era  tener  un  fusil  de  caza


              además de una escopeta, porque lo que vi fue el


              reflejo  del  sol  en  la  mira.  Solo  un  instante.


              Suficiente  para  situarlo  en  una  mata  de



              espadañas  a  la  orilla  del  arroyo  por  la  parte  del


              prado, lejos de la casa. Allí había caído un gran


              bloque de arenisca más o menos del tamaño de


              un coche y el viejo se había pegado a él. Justo


              donde  yo  me  habría  colocado.  Básicamente  la








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