Page 293 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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misma  estrategia  que  usábamos  nosotros  en  el


              aeropuerto;  la  casa  era  el  cebo.  Desde  aquel


              escondite podía, o podían, ver el espacio abierto


              entre el arroyo y la casita de piedra. Todo dentro


              del alcance de su escopeta. Con los dos tiros del


              cañón  doble  podría  liquidar  casi  todas  las


              amenazas  que  surgieran.  Y  también  tenía,  o


              tenían,  un  fusil  para  los  disparos  de  larga



              distancia  o  para  después.  No  estaba  solo.  En


              cuanto  lo  hube  situado  pude  ver  el  cañón  del


              fusil, más oscuro y recto que los juncos, y


              también  la  vi  a  ella,  el  movimiento  de  una  mata


              de  pelo  moreno.  Ella  tenía  la  otra  arma.  La


              escopeta.  Y  el  viejo  no  miraba  hacia  el  prado,


              tenía la vista clavada en mí. Mierda.




                     El primer disparo dio en la roca sobre la que



              estaba recostado y me llenó de arenisca la parte


              derecha  de  la  cara.  Di  un  respingo.  El  segundo


              me  pasó  silbando  por  encima  de  la  cabeza.


              Joder.




                     Parpadeé. Tenía gravilla en los ojos. La parte


              derecha de la cara también me escocía. Me llevé


              la mano a la sien. Esta vez no sangraba. El puto


              Abuelo.  Ya  iban  dos.  El  vejestorio  estaba


              ajustando  la  puntería.  Como  me  descuidara  el






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