Page 302 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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El viejales no se lo tragó. Esperaba que
apareciera un ojo, una oreja. Mpf. ¿Y ahora qué?
Podía levantarme, acercarme al borde y gritar:
¡Eh! ¡Vengo en son de paz! ¡En son de amistad!
Y… si se guiaban por los Primeros Principios de
Bruce Bangley sería hombre muerto.
Curiosamente, parecía que por primera vez en
bastante tiempo no estaba dispuesto a morir. No
justamente en ese momento. El caso es que
tenía un auténtico interés en seguir vivo.
Se me ocurrió una idea.
Volví a la Bestia a por otro fajo de papeles.
Tenía todo el tiempo del mundo: de allí no iba a
marcharse nadie. No saldrían corriendo hacia la
escalera del árbol, puesto que serían una presa
tan fácil como los oficiales alemanes en aquella
horrible estampa de Hemingway que tanto me
gustaba. Iba sobre una barricada. Era una
auténtica maravilla. Intentaron saltar por encima
de ella, y los matamos desde cuarenta metros.
Cargaron contra ella, y algunos oficiales salieron
solos e intentaron desmontarla. Era un obstáculo
absolutamente perfecto. Eso en caso de que yo
quisiera matarlos, claro.
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