Page 1111 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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casi lo hizo derrumbarse.
Le habían arrancado las alas: eso ya lo sabía, desde
que viera el sobre, pero verlas, ver cómo las diminutas
lengüetas desgarradas aleteaban por la agitación... En
algunos lugares le habían arrancado o doblado el
caparazón, revelando la tierna carne que había debajo,
que estaba quebrada y cubierta de costras. Uno de sus
ojos compuestos estaba destrozado, ciego. La pata
central de la parte derecha de su cabeza y la trasera de
la izquierda habían sido arrancadas de cuajo.
Isaac se precipitó hacia ella, la tomó entre sus brazos
y la apretó contra sí. Estaba tan delgada... tan delgada
y magullada y herida... Temblaba mientras él la tocaba,
todo su cuerpo se tensaba como si no pudiera creer que
él fuera real, como si se lo pudiesen arrebatar en
cualquier momento como una nueva forma de tortura.
Isaac se aferró a ella y lloró. La abrazó
cuidadosamente, sintiendo sus delgados huesos bajo la
piel.
—Habría venido —gimió en abyecta miseria y
gozo—. Habría venido. Creí que estabas muerta.
Ella lo apartó un poco de sí, lo suficiente para poder
mover las manos.
Te quiero te amo, le dijo con señas caóticas, ayúdame
sálvame llévame contigo lejos, no podía él no podía dejarme
morir hasta que hubiera terminado con esto...
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