Page 208 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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vuele. Todo lo demás que veis aquí —dijo extendiendo
los brazos— son piezas de mi molino antigravitatorio.
Pero este pequeño cabroncete —añadió, señalando al
apático ciempiés— es obra social. —Sonrió.
De abajo llegó un crujido. Alguien estaba abriendo la
puerta. Los tres hombres se inclinaron peligrosamente
sobre la barandilla y miraron a la planta inferior,
esperando ver a Yagharek el garuda, con sus falsas alas
bajo la capa.
Lin los escudriñó desde abajo.
David y Lublamai observaron confusos. Se sintieron
azorados ante el repentino grito de irritada bienvenida
de Isaac, y encontraron algún otro lado a donde mirar.
Isaac bajó a toda prisa las escaleras.
—Lin —bramó—. Me alegro de verte.
Cuando llegó hasta ella, habló en voz queda.
—Cariño, ¿qué haces aquí? Pensé que nos íbamos a
ver el fin de semana.
Mientras hablaba, vio sus antenas vibrar
entristecidas y trató de atemperar su malestar. Estaba
claro que Lub y David sabían lo que ocurría, pues le
conocían desde hacía mucho. No dudaba de que sus
evasivas y las pistas sobre su vida amorosa les habían
hecho sospechar algo muy parecido a la verdad. Pero
aquello no eran los Campos Salacus. Aquello era su
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