Page 213 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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vestido  con  sumo  cuidado.  Ropas  polvorientas  y

            rasgadas,  ninguna  señal  de  dinero  para  no  atraer

            atenciones indeseables en la Perrera, pero no tan cutre


            como  para  provocar  el  oprobio  de  los  viajeros  en  el

            Cuervo, donde había comenzado su viaje.

                Llevaba  el  cuaderno  sobre  el  regazo.  Había  usado


            parte del tiempo para tomar unas notas preparatorias

            sobre  el  concurso  Shintacost.  La  primera  fase  tenía


            lugar a finales de mes, y tenía en mente un artículo para

            el  Faro  sobre  lo  que  pasaba  y  lo  que  no  en  aquellas

            primeras eliminatorias. Pretendía que fuera gracioso,


            pero con un fondo serio sobre la política del jurado.

                Comprobó el descorazonador comienzo y lanzó un


            suspiro. Ahora no es el momento, decidió.

                Miró por la ventana a su izquierda, al otro lado de la

            ciudad. En su ramal de la línea Dexter, entre Prado del


            Señor  y  la  zona  industrial  al  sureste  de  Nueva

            Crobuzon, los trenes pasaban más o menos a la mitad

            de la altura de la pugna de la ciudad con el cielo. La


            masa  de  tejados  era  perforada  por  las  torres  de  la

            milicia en la Ciénaga Brock y en la Isla Strack, y a lo

            lejos en el Tábano y en Sheck. La línea Sur se dirigía


            hacia ese punto cardinal, más allá del Gran Alquitrán.

                Las blanquecinas Costillas llegaron y se marcharon


            junto a las vías, alzándose por encima del convoy. El

            humo y la mugre se amontonaban en el aire hasta que




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