Page 599 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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—Oh, Jabber —susurró—. Oh, santo Jabber, me ha

            encontrado, me ha paladeado...

                Y entonces gañó, girando sobre sus talones.


                — ¡El espejo! —gritó—. ¡Mirad al espejo!

                Su  tono  era  tenso  y  totalmente  imperativo.  La

            obedecieron.  Hablaba  con  tal  autoridad  desesperada


            que  ninguno  sucumbió  al  instinto  de  girarse  para

            mirar.  Los  cuatro  observaban  el  espejo  tras  el  sofá


            desvencijado. Estaban transpuestos.

                El señor X trastabillaba hacia atrás con el paso sin

            mente de un zombi.


                Tras  él  se  produjo  un  borrón  de  color.  Una  forma

            terrible se apretó y plisó sobre sí misma para meter los


            pliegues orgánicos, las espinas y la masa a través de la

            pequeña ventana. Una roma cabeza sin ojos asomó por

            la  abertura  y  giró  lentamente  de  un  lado  a  otro.  La


            impresión  era  la  de  un  parto  imposible.  El  ser  que

            acechaba  a  través  del  marco  se  había  encogido

            intrincado,  mientras  se  contraía  en  direcciones


            invisibles  e  imposibles.  Resplandeció  como  una

            imagen  irreal,  mientras  introducía  a  la  fuerza  su

            carcasa reluciente a través de la abertura sacando los


            brazos  de  la  amalgama  oscura  para  apretar  y  hacer

            fuerza contra las jambas.


                Tras el cristal, las alas medio ocultas bullían.

                La  criatura  se  dilató  de  repente  y  la  ventana  se




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